¿Qué hacer en el mundo organizacional cuando la perversión, fenómeno individual, gana terreno en puestos de conducción?
¿Qué futuros posibles tiene la sociedad, fenómeno grupal, cuando la perversión se constituye como "lo normal"?
¿Hay influencias esperables impactando en las teorías de la organización y la decisión?
Una analogía fácil: un administrador de consorcio (con actitudes perversas) y un par de vecinos "favoritos" (socios en las perversiones del caso), otros vecinos "normales" (apenas neuróticos... jijiji).